Por fin había llegado el día, después de un año
trabajando para poder pagarme el master en Londres, lo había conseguido, me iba
allí a seguir estudiando. Cualquiera que hubiera estado conmigo en el
instituto, con las malas notas que sacaba, se sorprendería de verme ahora, a
mis 24 años, con una carrera y un futuro master de realizador audiovisual.
Así que allí estaba, en el aeropuerto de Londres
buscando un taxi que me llevara a mi nuevo piso. – A Watermelon Street, por
favor- Le dije al taxista. Pasé todo el trayecto mirando con atención todas las
calles. Ya hacía 9 años que mi familia y yo nos habíamos marchado de la ciudad,
y ahora se me venían tantos recuerdos a la cabeza.
Cuando llegué a la puerta del edificio, saqué todas
las cajas del taxi como pude, y pegué al telefonillo. Con el poco presupuesto
que tenía no podía permitirme un piso para mí solo, y no sé cómo encontré a una
chica que buscaba un compañero, así que nos pusimos en contacto por email y
finalmente acabó alquilándome la habitación.
-¿Quién es?- Dijo por el telefonillo una chica-
¿Lucy? Soy Andy, tu nuevo compañero de piso, ¿Me puedes abrir?
-¡Ah, Andy! ¡Te estaba esperando! Espera un momento
que bajo a ayudarte, ¡Debes de venir cargado!- A los dos minutos Lucy ya había
bajado a ayudarme, y dejamos todas las cajas en la entrada. La casa era
pequeña, pero muy bonita, un salón cocina, un baño y dos habitaciones.
Tras ver la casa, Lucy se empeñó en invitarme a
cenar y así me enseñaba un poco el
barrio. Era un barrio tranquilo, cerca del centro y al lado de la facultad.
Lucy era muy simpática, desde el primer momento congeniamos muy bien, y supe
que seríamos amigos. Ella era de Gales pero estaba en Londres estudiando diseño
de moda. Pasamos toda la noche riendo y conociéndonos un poco. Y la verdad es
que fue un gran comienzo para esta nueva etapa de mi vida.
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